

La dependencia emocional refleja un trastorno de personalidad, que en buena parte de casos tiene criterios específicos que se encuentran tipificados en los manuales diagnósticos. Hay otro grupo que aunque con rasgos de personalidad patológicos ,su diagnóstico se vuelve más difuso y complicado. Los hombres o mujeres son susceptibles de tener dependencia afectiva pero basándonos en la experiencia y en las estadísticas mundiales podemos decir que es más frecuente en la mujer.
Para en pocas palabras explicar que significa dependencia emocional diremos que la persona que la padece, experimenta un gran terror a la separación de la pareja , llegando a situaciones humillantes en aras de permanecer junto al ser “amado” , sintiendo que la vida no tiene ningún sentido sin él. Se caracteriza por idealización de la pareja, sumisión, marcada baja autoestima y una fijación excesiva en el amor en torno al cual gira la vida en desmedro de otras áreas del desarrollo personal, social , familiar , laboral etc.
Actualmente conocemos las sustancias cerebrales relacionadas con el enamoramiento, y en los dependientes parece que se estanca en una etapa de la relación, como que todo siempre hubiera recién comenzado, sin llegar a esa etapa de estabilización y confianza mutua, a la consolidación de la relación entre dos personas. Por lo tanto no hay los cambios bioquímicos cerebrales que brindan sensación de relajación, tranquilidad , estabilidad como debería ser en una relación sana y es por eso que siempre hay esa fluctuación entre enamoramiento , inestabilidad , temor a la ruptura y al abandono. Constante que se repite en el transcurso del tiempo y de la vida del dependiente.
En la persona con dependencia afectiva hay tres fases de enamoramiento: la primera de euforia , la emoción al conocer a una nueva persona e inicio de la relación ; segundo la subordinación a ésta y tercero el deterioro del vínculo en donde se hacen evidentes los problemas como infidelidad, maltrato , humillación minimización etc. Posterior viene la ruptura que ocasiona un “síndrome de abstinencia”(tal cual como con las drogas de abuso) siendo este generalmente el momento en que la persona acude al consultorio del psicólogo o el psiquiatra, debido a una crisis. Habitualmente las personas no acuden a decir : “tengo dependencia emocional , necesito tratamiento” , lo hacen cuando a consecuencia de la ruptura hay síntomas que configuran una depresión mayor , un trastorno de ansiedad , con insomnio marcado, falta de apetito, ideas o intentos o pseudointentos de suicidio, irritabilidad , impulsividad , sensación de desamparo y vacío. Llegan desorientados , confundidos, el diálogo gira en torno a la relación, al ser amado, el cual es el centro de su universo, hay más referencias a las opiniones de la pareja que a las propias, es como si su ser hubiera sido absorbido por el otro.
Pueden haber relaciones pasajeras que ayudan a paliar la soledad ya que una de las características principales de estas personas es la “imposibilidad a estar solo”. Si todos estos intentos son infructuosos por volver y se siente finalmente vencido , rápidamente busca un sustituto posiblemente una persona con similares características a la anterior , lo cual hace que el paciente se encuentre en serio riesgo debido a la “compulsión a la repetición” como mencionaba Freud, encontrando personas dominantes, algunos con rasgos psicopáticos que brindan de inicio una sensación de protección pero que luego se transforma en control , humillación , cosificación, haciendo experimentar al dependendiente mayor sensación de inutilidad o de imposibilidad de tomar decisiones y de llevar una vida autónoma.
Existe una dualidad en la relación que el dependiente no puede resolver. La relación suele ser tormentosa pero la separación es mucho más temida, llegando a extremos de creerse merecedor de castigos , y querer cargar con toda la culpa de los problemas de la relación , o justificando ciegamente el maltrato .
Hay un buen porcentaje de pacientes que tienen un gran desarrollo en otros campos como el profesional , mostrando una gran seguridad y solvencia en sus actividades pero muy vulnerables en sus vínculos afectivos. Es más complicado en nuestro medio los típicos casos de mujeres muy jóvenes con rasgos dependientes , de recursos económicos bajos, que vienen de familias disfuncionales y que abandonan sus estudios secundarios para casarse intentando escapar de los problemas del hogar con un supuesto “salvador”. A los 20 años ya tendrá tres hijos o más , además una gran dependencia económica de su pareja , el cual percibiendo esta situación aprovecha para maltratar , humillar, engañar, sabiéndose en una posición de gran ventaja en donde la víctima se ve entrampada en un callejón sin salida, sin recursos económicos ni de formación para procurar un empleo e independencia económica , sin una familia nuclear que la respalde que la ampare. Grave situación , una personalidad dependiente más una compleja situación socioeconómica difícil de solucionar.
Hay que recalcar que en las relaciones normales, no enfermizas, existe cierta “dependencia” sana, asi también la euforia inicial es normal al conocer a alguien que te gusta que te parece interesante. La admiración , la preocupación por el bienestar del otro son cosas saludables pero como dijo Paracelso: “ La dosis hace al veneno”. En la relación normal las parejas se potencian, se complementan , se ayudan entre si para el desarrollo, la balanza está equilibrada, se da y se recibe amor y respeto, eso diferencia a las relaciones normales de las patológicas dependientes , en donde el desbalance termina ocasionando sufrimiento extremo y consecuencias insospechadas.